Violencia(s) de género

El post anterior se centraba en unas primeras impresiones acerca del tan acallado tema del aborto, el derecho a decidir (por parte de las mujeres, sobre su cuerpo) y el lugar que ocupamos los "varones".

Hoy, a la vuelta de mi casa, cuando salía con la bicicleta presencié una secuencia tensa: Un hombre le gritaba a una mujer. La mujer lloraba. Él le decía cosas que, por lo que pude escuchar en ese momento parecían reproches por algún asunto familiar, algo con relación a la madre de la mujer. Yo volví hacia atrás con la bici, me puse relativamente cerca (dejando que el hombre me vea, pero sin hacerme el héroe) para que se notara que estaba presenciando lo que pasaba. Saqué el celular. Realmente no sabía a dónde llamar, ¿debía llamar al 137? La cuestión es que me quedé un par de minutos así, hasta que amainó la situación y me fui.

Mientras pedaleaba, me retumbó un largo rato el qué-debería-haber-hecho ante lo que pasaba. Creo que no es descabellado pensar que esta es una de tantas otras situaciones de violencia(s) que se ven en la calle y de las que no hay un decálogo tan claro de cómo intervenir. Aún así, quedó latiendo. Horas después, a la hora del mediodía, en una pausa para almorzar, en dónde estaba había una televisión prendida. En el Noticiero de Canal 13 mostraban las fotos de una -como mínimo poco feliz- producción de la Revista Caras con una ¿modelo/actriz/conductora? (Victoria Vanucci) con las ropas desgarradas, maquillada cómo si la hubieran golpeado y ensangrentada.

Lo primero que escuché, quizás por la atención que le presto por estos días es que se referían al caso como una situación repudiable (Vanucci habría denunciado por "violencia doméstica" a su marido) y al principio mantenían la categoría "violencia doméstica". La idea detrás de la asimilación entre "doméstico" y "mujer" tiene una consideración sobre los géneros en principio cuestionable. Detrás del paraguas de "lo doméstico" se amparó durante años (basta con mirar las situación en los entornos familiares y conyugales que conocemos) un tipo de justificación de la violencia de los maridos con sus esposas como algo "normal" o "cotidiano".

Unos minutos después (incluso tras anunciar la presencia de una "especialista") en los adelantos y comentarios, conductores y columnista (la inefable Catalina Dlugi), empezaron a referirse al tema como "violencia de género". Quiero creer que no es una banalización más (la primera sería la de las fotos de la Revista de Editorial Atlántida), sino un aporte a tiempo en darle un poco más de complejidad y prudencia a lo que se dice.

Me llegó por mail (vía Sofi) que se vienen los -esperables- comentarios de distintos organismos de Lucha contra la Violencia de Género (y otros tipos de violencias). Hoy más que nunca, cuando se habla -en algunos casos- de manera muy liviana sobre "el rol del periodismo", queda mucho por revisar sobre el cómo los medios abordan estas problemáticas, cómo construyen representaciones sobre nuestras relaciones. Porque de eso se trata, una vez más, de cómo actuamos con nuestros cuerpos en el día a día. ¿A dónde nos "formamos" como sujetos (y sujetas)?
Pienso en voz alta, o al calor del tipeo, y pregunto un 9 de junio -pero- de 2010: ¿Cuál es el rol del periodismo (no sólo de "los medios") en todo esto? ¿A quién se le ocurre joder con una sesión de fotos como esta? ¿La Revista Caras o el Noticiero del 13 saben lo que es un femicidio? ¿Y los demás canales de televisión que ponen las fotos una y otra vez?

Inocultablemente indignado, aún sigo pensando en cómo se tienden los lazos entre una cosa y la otra. Entre la violencia en la calle y la violencia mediatizada.


Buscando un link a las fotos mencionadas me topé con este fragmento del programa "Mañananeras" (América) que comentan el tema con Guadalupe Tagliaferri, titular de la Dirección General de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires

1 comentarios:

Sofía dijo...

Me desespera tanta reproducción impune de las violencias de una sociedad tan sexista como la nuestra.
Estas cosas no pueden, NO DEBEN, seguir pasando desapercibidas, como "algo más". Carajo.

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