Hostigamiento en la cárcel de mujeres de Ezeiza Imprimir E-Mail
RedEco. Jueves, 28 de October de 2010

Carla Andreani y sus hijos fueron amedrentados por el servicio penitenciario cuando salían de visitar a “La Galle”, militante e integrante activa del CUE (Centro Universitario de Ezeiza).

Carla es reconocida por sus visitas a su compañera Karina Germano López, “La Galle” y por su participación en los talleres de periodismo que se impulsan desde la Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh y el Equipo de Educación Popular de Pañuelos en Rebeldía, para las chicas privadas de su libertad en este penal, como así también por ir semanalmente por casi tres años a las visitas de DDHH que se realizan (a través de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre) acompañando a personas de diferentes organizaciones políticas y sociales.
El domingo 24 de octubre, al terminar la visita a la que había ingresado sin inconveniente con sus dos niñxs, una de las carceleras le impidió retirarse con el pretexto de que tenía que firmar unos papeles. “Ante mi pregunta sobre de qué se trataban esos papeles, la guardiacárcel se limita a responderme que la orden era no dejarme salir del penal ni entregarme mi documentación, y que debía aguardar a la Jefa de Requisa. Rodeadxs mis pequeñxs y yo por siete carcelerxs (5 mujeres y 2 varones), bajo llave, insisto en salir y exijo poder comunicarme telefónicamente, lo cual también me es negado sin ningún tipo de explicación”, relató Carla.
Luego de dos horas la dejaron salir, sin darle ningún tipo de explicación. Cuando Carla pidió que se le diga el porqué de las irregularidades le contestaron “ya te vas a enterar" "ya vas a ver lo que te pasa a vos en los próximos días”.
Al respecto, Carla aclaró: “Una vez afuera me entero por La Galle (a quien le avisa provocativamente una carcelera) y por otrxs compañerxs, que supuestamente se me acusaba de intentar ingresar un pendrive a la prisión. De más está decir que esto es totalmente falso, y por eso creo necesario difundir esta situación, la cual no es más que una clara maniobra armada para vaya a saber que fines”.
Y por esto exclamó: “Esta ridícula acusación, por el momento sirvió para mantenernos secuestradxs por casi dos horas a mí y mis pequeñxs, amenazarme delante de ellxs, y de esta manera pretender anular la solidaridad. Sin embargo, lejos de lograr esto, no han hecho otra cosa que profundizar mis convicciones y mi compromiso con la compañera y con la lucha anticarcelaria. Sabido es que estos hechos no son aislados, y que las vejaciones la sufren quizás en mayor medida las visitas de lxs denominadxs ´presxs comunes´, es necesario entender esto enmarcado en un accionar represivo contra todo aquel o aquella que de un modo u otro se solidarice con una persona encerrada en estos recintos de tortura”.

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