260 razones para no callar

En el año 2010, 260 mujeres fueron asesinadas en la Argentina producto de la violencia machista, ejercida por varones cercanos a ellas. La violencia de género no sólo está cobrando mayor visibilidad, sino que también crece como reacción masculina ante la pérdida de poder y privilegios.

Como parte de esta mayor visibilidad los varones podemos reaccionar de varias maneras. Modificando nuestras prácticas cotidianas, intentando llevar adelante la igualdad en los hechos. O sacar provecho de ésta situación, poniéndonos como actores estéticos de una lucha que poco nos modifica e interpela. Así aumenta nuestro protagonismo y nuestro ego, cambiando las formas de un privilegio que sigue intacto.
La iniciativa de “260 Hombres contra el Machismo”[1] a primera vista podría verse como “un aporte más”, “que visibiliza” y “suma”, no es más que los efectos no deseados de las luchas que genuinamente llevamos otros, otras y otrxs en el camino de la emancipación de la dominación hetero-patriarcal.
Desde el Colectivo de Varones Antipatriarcales (LP) no creemos que nuestro lugar en la lucha antipatriarcal deba ser desde el acompañamiento silencioso. Entendemos a las mujeres feministas como el sector más dinámico de la lucha contra el Patriarcado, pero no como el único sujeto que pueda plantearse la lucha contra el machismo, la misoginia, la homo-trans-lesbofobia.
En ese sentido es que nos sumamos a éstas luchas con vocación de generar articulaciones desde la base, construyendo un nosotrxs diverso, conscientes de que ocupamos una posición de poder que debemos abandonar y cuestionar, pero también conscientes de que para ello debemos hacerlo sin medias tintas, apasionadamente, rompiendo con el modelo masculino de referencia ante los ojos de una sociedad que también nos pretende normativizar a los varones.
La denuncia de la violencia de género, los nombres y rostros de las mujeres asesinadas en la Argentina, no pueden ser utilizados para cazar subsidios, hacer campaña electoral o para crear “chapa” como el tal “Instituto Nacional de Hombres contra el Machismo”. De momento, sólo conocemos su nombre por algunos medios, pero nos preocuparía saber que allí se destinen fondos públicos cuando la flamante ley de erradicación de la violencia hacia las mujeres tiene un presupuesto vergonzoso.
Deconstruir la masculinidad hegemónica, supone convicción, no conveniencia. Gatopardismos masculinos como el Bruera, intendente de una ciudad dónde brotan prostíbulos como soja en la pampa, son los que confirman la necesidad de lo que Alicia Puleo llamó la “hermenéutica de la sospecha feminista”.
Hasta de nosotros sospechamos, por eso no callamos.
Ni machos, Ni Fachos. Oportunistas tampoco.
[1] Algunos videos dónde puede apreciarse “el contenido” de la iniciativa. http://www.youtube.com/watch?v=Nl8-EOD3MkQ&feature=player_embedded#at=20

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