21 de agosto, San Justo, La Matanza, el XIII Encuentro Regional de Mujeres.
Reflexiones gilas -y no tanto- en torno al taller de “Mujer y Sexualidades”
Antes de ir al Encuentro, pensaba que, como la mayoría de las asistentes iban a ser feministas y/o mujeres "del palo", no iban a darse grandes "peleas" o debates fuertes, como suele ocurrir en los Encuentros Nacionales.
Pero una vez discutiendo en el espacio de debate del taller, me di cuenta de TODO lo que nos falta: a nosotrxs, a las mujeres del movimiento de mujeres, a las feministas, a las lesbianas que no se consideran mujeres, a las lesbianas que se consideran mujeres etc etc etc.
Temas/comentarios que surgieron -palabras de mujeres participantes del taller- (y que me dejaron pensando):
-Biológicamente existe un hombre y una mujer, masculino y femenino. Yo las veo y veo solo mujeres, no se hagan las libres con eso de "dejar de pensar binariamente"…si todo fuera tan libre seríamos todxs psicóticxs.
-Si las lesbianas niegan la existencia de los hombres, es porque algún problema deben tener.
-"Ustedes, las lesbianas, sienten diferente a nosotras. Tienen otras representaciones...."
-"¿Por qué se presentan como lesbianas? Yo no me tengo que andar presentando como heterosexual..."
Bueno, estos son solo algunos de los comentarios que se dijeron en el taller.
Por un lado creo que, de esta manera, vemos todo lo que nos falta. Que llamarnos parte del “movimiento de mujeres” habla de una especie de solidaridad y unión que es, en muchos casos, inexistente. No deja de haber heterosexismo, lesbofobia, trans/travesti fobia. Lo que me sorprende es la poca disposición para el debate. El desinterés de muchas para “comprender” que existen identidades-otras.
*Creo que hay muchas cosas para problematizar. En primer lugar, la categoría de heterosexualidad obligatoria. Se cree “superada” esa problematización. Yo no considero que sea así. La tolerancia también es discriminación. No quiero que me toleren, quiero que me respeten, a mí y a todas las identidades-otras que no encajamos en un modelo único y heteronormativo. La norma heterosexual no se discute, no se problematiza, no se pone en cuestión. Hablamos de “libertad”, de “placeres”, pero siempre heterosexuales…lo otro es, justamente, “Otro”, anormal.
*Por otro lado, la categoría de monogamia. Cuando lo plantee ayer, al toque saltaron con su otro contrario, la poligamia. Pero no es, necesariamente, a lo que me refiero. Yo hablo de la monogamia como institución. Hablo de los vínculos que tejemos, del tipo de vínculos, de las relaciones con les demás. De que podamos problematizar la idea de posesión, de pertenencia y, en última instancia, de objeto.
*Tercera cuestión. El quedarnos estancadas en la “biología”. Seguir reproduciendo ese binarismo hombre-mujer sin entender todas las otras identidades que quedan en el medio es absolutamente retrógrado. En primer lugar, porque hay personas que existen: existen lxs trans, lxs travestis, las lesbianas que no se consideran mujeres, etc. Tener concha y útero no nos hace más o menos mujeres, ni siquiera nos hace mujeres creo yo, aunque muchas (como una de las señoras psicoanalistas del taller) sigan pensando que eso es constitutivo de una identidad. No se trata, como decía la señora, de “creer que somos” más o menos libres. Ni siquiera se hasta qué punto podemos, en este sistema, hablar de libertad. Pero el punto no es ese, no es el eje. Creo que la cuestión está en no estancarnos en un discurso único. Entender que absolutamente todo es construcción, dentro de una cultura, dentro de un sistema patriarcal, opresor, heterosexista, normativo, regulador. Quedarnos en la división “varón-mujer”, desconociendo que existen otras realidades, es, a mi modo de ver, seguir reproduciendo todo eso que nos oprime. Es hacerle el juego. Y no construye nada.
*Por último (por ahora), la identidad política de cada unx. Una de las discusiones más fuertes que se armó ayer fue porque algunas lesbianas se presentaron como “lesbianas” y no como mujeres. Y las señoras “mujeres heterosexuales” (dixit) discutiéndoles esa manera de reconocerse. Más allá de lo que cada una crea, hay que respetar la forma en la que lxs demás se reconocen a sí mismxs. “Yo no me tengo que andar presentando como heterosexual...” dijo una participante del taller. Y es lógico, sin ánimos de bardear, es lógico que las personas heterosexuales no se presenten como tal. Son la norma, lo normal, no lo considerado Otro. Su concepción de sí mismxs, su identidad, podrá ser de muchas maneras, pero en una sociedad en la que los géneros y las sexualidades importan y mucho, donde ser “mujer lesbiana”, “mujer trans”, “trans”, “travesti” “lesbiana” no es lo mismo que “mujer heterosexual”, donde existen jerarquías, para muchas personas es necesario nombrarse. Decirse a sí mismxs. Reconocerse. Como dijo otra participante, es adoptar una identidad política, más allá de lo que pase al interior de las camas. Es posicionarse. Es tomar una postura. Y es, para muchxs, algo absolutamente necesario.
Bueno, todas estas cosas pensé. Y muchas más. Intentar vomitarlas al papel no es tan fácil como hablarlas. Pero es necesario.
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