No es una reflexión profunda ni premeditada. En rigor, es una respuesta que escupí de un tirón a un comentario de unos amigos en mi cuenta de Facebook. Pero aprovecho para ir esbozando algo:
"No soy Kirchnerista ni lo fui. Entiendo, desde el peronismo de izquierda con el que me identifican, que el movimiento político al que se reconoce con ese nombre desde 2003 es una construcción compleja, paradójica y contradictoria como todo ...buen peronismo. Nunca lo voté. No obstante, estuve de acuerdo en muchas medidas y posturas. Jamás me tragué ningún sapo: sabía -también- de las (im)posturas que mostraban su hilacha. Su presidencia y los trazos gruesos de su sucesora sirven para plantear algún piso reformista desde el que discutir otras cosas. Los kirchneristas lo ven como un techo. Ahí, humildemente, creo que se obnubilan, se equivocan o quieren desdibujar el proceso. Creo que amerita debates, reales, largos. El kirchnerismo no murió, porque no sé todavía qué era. Sigo creyendo que no había una identidad ideológica que lo sustentara. Sí, materialmente, fue y es una ¿alianza?¿frente? políticx. Que no es poco."
Publicado por
Santiago Kahn
en
15:15
Etiquetas:
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Reflexiones
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