Hace unos pocos meses empezó a salir el diario Tiempo Argentino (que desde hace poco tiene una página web no muy completa pero va queriendo), propiedad del Grupo Veintitrés -del empresario Sergio Szpolski, que edita también El Argentino, Diagonales, Miradas al Sur, las revistas Veintitrés, 7 Días, Newsweek y ahora también tienen el canal de televisión CN23-. En este diario confluyen plumas que podríamos identificar como filo-kirchneristas consuetudinarios, si tal cosa fuera identificable: Víctor Hugo Morales, Hernán Brienza, Pacho O'Donnell y el eje de este comentario, Florencia Peña. Antes de pasar a lo que compete a esta nota, quiero decir también que la mezcla de Tiempo Argentino contempla columnas de Bernardo Stamateas (el de los best-sellers de la "gente tóxica" y todo eso) con la publicación en forma de tira diaria de "El Eternauta".
La actriz Florencia Peña tiene un explícito apoyo o simpatía -si se quiere- por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, sobre todo, desde el debate de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. En algunos puntos pareciera "correr por (centro)izquierda" al Gobierno. Lo cuál es aún más interesante.
En el diario que mencionábamos, Flor, tiene una columna semanal titulada "Crónicas a flor de piel". El 18 de Julio, a pocos días de la aprobación en el Senado del "matrimonio igualitario", salió publicada una columna titulada "A llorar a la iglesia" que terminaba así:
"(...) Ojalá otros países se sumen a estas conquistas en materia de derechos civiles. Y ojalá que este gran paso hacia adelante sea sólo el primero de una serie de avances en materia de Derechos Humanos. Y que no se detenga. Porque el proyecto de ley por el derecho al aborto (legal, seguro y gratuito) está esperando."
Según me comentaba Sofi, ésta última frase desató una polémica porque la actriz tiene un vínculo laboral con una marca de pañales que no vió con muy buenos ojos su apoyo a los derechos de las mujeres. A todo esto, ella dedicó su columna del 25 de Julio a responder estos comentarios (la nota se titula "Ladran, Sancho" y la pueden leer acá). Transcribo los últimos párrafos porque creo que tienen una contundencia abrumadora y explican para qué empecé a escribir este post:
"(...) Pero lo que más me llamó la atención fue el alboroto que generó una sola línea sobre el tema del aborto. Y sobre esto me gustaría aclarar algunos tantos. Como todos saben, tengo dos hijos hermosos. Los amo y ser madre es una de las cosas que más me hace feliz en el mundo. Pero creo que la maternidad debería ser una bendición y no una condena. Y si creo que deberíamos avanzar en la despenalización del aborto no es porque yo lo necesite o lo desee. No creo que la clase media o alta lo necesiten, porque cuentan con los medios para que el aborto siga siendo ilegal y, sin embargo, se siga practicando. El aborto clandestino afecta a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Las principales perjudicadas por esta situación son las adolescentes de los barrios más pobres, que pierden la vida a manos de médicos, enfermeras y curanderos inescrupulosos. Y en general no quedan embarazadas de su noviecito de 15: muchas veces son víctimas de violaciones o abusos deshonestos por parte de adultos, delitos que en muchos casos no se denuncian porque el culpables es miembro de la familia. Yo creo que ser madre debería ser un momento de plenitud de una mujer, y no una tragedia o un accidente en la vida de una niña.
Hay mujeres de familias patricias que van a misa, pero cuando viene la noticia del embarazo de la nieta le recomiendan que “se lo saquen” (como si fuera una cosa), en clínicas privadas y con excelentes profesionales, claro, porque las horroriza la idea de tener una madre soltera en la familia. Y muchos de los que se les ponen los pelos de punta con el aborto después dicen “estos negros tienen montones de hijos porque no se cuidan”. Recordemos que la Iglesia también desaprueba los anticonceptivos y los profilácticos.
Un ejemplo interesante para pensar es el de los Testigos de Jehová, que no aceptan transfusiones de sangre. Mis respetos con sus creencias, pero imagínense que si ellos fueran una amplia mayoría en el país, y se legislara para toda la población de acuerdo con ese culto, se perderían inútilmente un montón de vidas o tendríamos cárceles llenas de médicos y pacientes transfundidos.
Lo que produce negar algo que ya sucede, es que haya ocultamiento, miedo, culpa. Impulsar que se despenalice o legalice el aborto no quiere decir necesariamente recomendarlo. Creo que si el tema deja de ser tabú, habrá muchas más oportunidades de conversarlo y debatirlo, de que una chica o una mujer no tengan que esconderse avergonzadas o temerosas: podrían recibir más opiniones, consejos, apoyo. Muchas mujeres estamos convencidas de que debemos tener soberanía sobre nuestro cuerpo, libertad de decidir sobre nuestra salud física y mental. Tal vez a algunas les cueste aceptarlo, pero les pido que piensen sin prejuicios y sin hipocresía. No creo que a ninguna mujer le guste la idea de abortar y sin embargo las estadísticas muestran que un alto porcentaje recurre a esta práctica a lo largo de su vida. Incluso mujeres que ya tuvieron hijos. Miremos a nuestro alrededor, a nuestras amigas, familia, colegas, vecinas y veremos la evidencia: no estamos rodeados de asesinas. Sin duda, hay que hacer campañas de anticoncepción y educación sexual, generar conciencia sobre la salud reproductiva. Ese es un trabajo lento y que llevará años. Mientras tanto, la realidad sigue apremiando."
El Ministro de Salud de la Nación se ha manifestado recientemente en contra de la legalización del aborto. Se sabe que la Presidente también está en ésta línea. Y por eso, la presión social que tenemos que hacer para obtener este derecho tendrá que ser mayor y sólo puede darse -en el plano de la política partidaria y formal- a través de un compromiso transversal. No veo otra forma que no sea en la calle para reclamarlo, sobre todas las cosas porque los medios aún dan pocoespacio a ésta demanda. Y cuándo lo hacen, en general, lo hacen para atentar contra el avance en esta materia.
Las fotos pertenecen a la cobertura que hicieron desde ANRed.
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Santiago Kahn
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